sábado, 30 de mayo de 2015

el cáncer (enfoque familiar)

El cáncer no hace distinciones de clase social, edad o estado civil, sin embargo, cuando se recibe la noticia de que alguien muy cercano está lidiando con este diagnóstico de inmediato nos surge la gran pregunta ¿por qué a ella porque a el ? Posteriormente saltan de inmediato las poderosas emociones de dolor, temor e incertidumbre. Nunca tendremos una explicación, o respuesta clara, a esta interrogante, por lo tanto, de lo único que podemos tener control es de las emociones que afloran. La primera reacción deberá ser ocuparse de estas inquietes y no permitiéndoles dominarnos, debemos ser ese apoyo incondicional para la persona que está lidiando con la enfermedad. Si se es el esposo, la manera de poner en práctica ese acompañamiento es activando aquello que una vez se dijo en el pacto matrimonial: ser uno y dolerse con ella, pero dando fuerza y esperanza en medio de la crisis. Además, si es necesario tomar un cambio de roles en el hogar, este debe de hacerse de inmediato para que ella o el sienta ese soporte al asumir el desempeño de labores generales del hogar, así como tomar algunas decisiones que ella usualmente tenía a cargo para descargarla de responsabilidades que le añaden estrés innecesario. Si siempre hemos disfrutado de su cuidado y atenciones llegó el momento de invertir los papeles y ser sus protectores, animadores; además es importante mantener un sano sentido del humor, y dentro de lo posible busquemos historias graciosas o cosas que le hagan reír y ayuden a aliviar la tensión, esto le dará a ella tranquilidad aún en medio del cáncer. A la hora de esos normales mal entendidos matrimoniales, que muy probablemente se vean acrecentados a causa de la tensión de lidiar con el diagnóstico y tratamiento, demos ánimo y seamos comprensivos. Si nos empeñamos en afrontar juntos la crisis, se logrará que la relación sea más profunda y saludable en cada etapa. Es por esta razón que el diálogo viene a ser un pilar aún más fundamental en la relación. Es importante mantener la privacidad y comunicar sólo lo que ella desea compartir. Siempre se debe respetar sus decisiones de qué información compartir, sea esta que desee, o no, involucrar a algunos parientes o amigos. Ahora bien, si se comparte la noticia con las personas allegadas ambos deben de prepararse para diferentes reacciones. En cuanto a familiares o amigos cercanos el disponerse a apoyar emocional es básico, pero también hay otras alternativas de colaboración en esos momentos de necesidad, como por ejemplo: asistir en la limpieza del hogar o en otros oficios varios que ellao el no podrá realizar; así como ofrecer transporte al hospital o realizar diferentes compras en el supermercado, y hasta llevar a los niños a la escuela u otras actividades. Relevar al padre o a la madre de lagunas tareas que él realiza también es de gran beneficio, porque de esta manera él tendrá mayor disponibilidad de tiempo . En periodos de hospitalización podemos ofrecernos a cuidar del hogar, de los niños, y preparar alimentos para ellos, no obstante, debemos de estar preparados para que nos digan que no requieren de nuestra ayuda, y dar un tiempo respetuoso para volver a ofrecerla. No tomemos estos rechazos como algo personal, ya que una de las conductas normales en la paciente una vez diagnosticada es la ira y depresión. Aprendamos a ser un buenos oyentes, este es el mejor regalo que le podemos dar, es el que se sienta que estamos dispuestos a escuchar cómo se siente. Si tu amigo(a) o pariente quiere hablar acerca de la muerte dejemos que saque el tema a relucir y escuchemos cada detalle, el hablar acerca de la muerte ayuda a desahogar esta emoción y disipar el temor. Por el contrario, retener este tema permite que el temor crezca e intoxique. Tratemos de hablar de los mismos temas que conversábamos antes del diagnóstico, y de ser posible hagamos las mismas rutinas y actividades que hacíamos anteriormente. Algunas ocasiones tendremos que alentar a la paciente, pero en general escuchar con compasión es a menudo la primera opción entre todas las repuestas posibles. Los comentarios tales como: “no te preocupes” o “te irá bien”, reflejan el deseo de dar seguridad y consuelo pero pueden ser irritantes porque tienden a trivializar el dolor emocional en el que se encuentra nuestro(a) amigo(a) o familiar. Este tipo de comentarios podrían causar molestias en lugar de ayudar. Es mejor afirmar lo que sentimos por el o ella o lo que procuramos hacer para ayudar, en frases como: “quiero que sepas estás en mis pensamientos y mis oraciones”, “Aquí traigo la cena”, “nos gustaría llevarnos a los niños esta tarde para que descanses”; y sólo demos un consejo si nos lo solicitan. Otro detalle del que es importante estar conscientes es que las preferencias en las comidas pueden cambiar para la paciente, en especial durante la quimioterapia, por lo tanto hay que tratar de ser flexible y satisfacer las necesidades de esa persona querida. Finalmente, no convirtamos al paciente en una persona inválida, le hará muy bien estar activo(a), y no sólo en la cama, ya que la recuperación es más rápida cuando se está motivado(a) y se tiene planes por cumplir. No olvidemos que para el o ella tener a los amigos y a la familia a su alrededor siempre es un eficaz elemento de recuperación, por lo tanto, dispongámonos a pasar tiempo con el o ella, concentrándonos en el mensaje supremo: “Me preocupo y puedes apoyarte en mí”. No temamos llorar con el o ella, esto puede ayudar a unir y atravesar la experiencia. Deseo concluir recordando el mensaje que encontramos en Isaías 40:31 que dice: “ (...) Pero los que confían en el Señor, renovaran sus fuerzas, volarán como las águilas; correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán (...)”. En medio de un proceso tan difícil depositemos la confianza en aquel que tiene el control de todo.

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